domingo, 17 de enero de 2010

La noche soñada



JAVIER ORTIZ DE LAZCANO.- (el correo digital)

Los rojiblancos ensalzan a Iraizoz como la clave que pone fin a su racha de derrotas frente al Real Madrid
Con un San Mamés entregado, el Athletic puso fin a su peor racha de resultados consecutivos contra el Real Madrid, diez derrotas (ocho en Liga y dos en Copa) en los últimos cuatro años. Había pues motivos para la alegría. El partido de anoche ya está en la baraja de grandes exhibiciones de combatividad de los rojiblancos. Un triunfo épico ante el equipo más caro del mundo y además con 40.000 enfervorizados rojiblancos como privilegiados testigos.
La fiesta de los rojiblancos no acabó en el campo. El mejor resumen de lo que se había hecho lo presentó Joaquín Caparrós. «Enhorabuena a los jugadores, se lo han currado», indicó antes de detenerse de forma especial en Iraizoz. «Ha estado sensacional».
Los jugadores no tenían dudas. «Hay que darle la enhorabuena a éste», dijo Javi Martínez, con una bufanda en el cuello y un irritante catarro en la garganta, cuando se le preguntó por la clave del partido. «Ha jugado un partidazo», añadió mientras apuntaba a Iraizoz. Fernando Llorente también señaló al navarro. «Ha estado espectacular». Entre los dos firmaron la proeza. El riojano marcó y el navarro se encargó de frenar al Madrid.
La cascada de elogios fueron un trago duro de pasar para Iraizoz, un portero serio y poco amigo de la fanfarria mediática. De hecho, esquivó en todo momento subrayar el partido como el mejor de su etapa en el Athletic. «Agradezco a Armando, que trabaja cada día conmigo y que es un grandísimo compañero, y a Luis Llopis (entrenador de porteros) la labor que hacemos. Este éxito es también de ellos, y sobre todo, de los compañeros». Aquí puso sobre la mesa una de sus grandes cualidades. Es capaz de caminar con la misma elegancia en la victoria y en la derrota, odia ponerse medallas y siempre le gusta dar protagonismo a quienes trabajan día a día con él sin ningún reconocimiento.
Iraizoz necesitaba un partido de este calibre. Fichado por Fernando García Macua y Joaquín Caparrós, es un portero de una pieza, de los que no gusta de los alardes, pero uno de los que mejor domina el juego aéreo de la Liga. Enamorado de su trabajo, le gusta entrenar hasta la extenuación. En los últimos tiempos, pone todos sus esfuerzos en mejorar los repliegues en balones aéreos y en ser más eficaz en los mano a mano.
Ayer obtuvo premio a su fe. «Espero que me queden muchos partidos, pero supongo que dentro de quince o veinte años, recordaré lo que ha sucedido esta noche», indicó. Tuvo olfato especial para aguantar las acometidas de Cristiano Ronaldo y Kaka, incapaces de superarle pese a bombardearle desde todas las posiciones, tiros lejanos y vibrantes uno contra uno.
Un equipo disciplinado
Iraizoz fue el último rojiblanco en dejar el campo. Lo hizo tras un emotivo abrazo con Armando y tras recibir las felicitaciones de todos sus compañeros. En días así, es cuando un portero gana su crédito. «Hemos disfrutado sufriendo». Ése es su lema: trabajo duro y recompensa.
Lo cierto es que el Athletic fue un escuadrón disciplinado, impecable en la concentración y en la presión. «Lo he dado todo. He acabado muerto», confesó con franqueza Javi Martínez, que firmó otra exhibición de entrega y clarividencia. Miguel Pardeza, director deportivo del Real Madrid, había desvelado a este periódico que le considera «un jugador interesante». Ayer, al lado de Jorge Valdano, pudo ser testigo privilegiado de otra nueva entrega de la saga del crecimiento del navarro, un medio centro cuya ausencia de la selección se hace más inexplicable cada día.
Por el momento, este año han pasado por San Mamés Real Madrid y Barcelona. Sólo los azulgranas han sido capaces de rascar un punto. Con partidos así, pero sobre todo con el de anoche, que le retrata perfectamente, el Athletic se ha ganado a pulso ser considerado uno de los aspirantes a entrar en Europa. Con treinta puntos, ya nadie habla de evitar el descenso. Los que tienen más arrojo, como Llorente, creen que el 1-0 al Madrid «debe ser el aliciente necesario para luchar por algo grande». Los más cuidadosos, como Iraizoz, no quieren ni oír hablar del champán. «Nuestra seña de identidad es ir partido a partido y de humildes». Como él, que sigue en ese papel aunque se convierta en la personaje de la jornada en el fútbol español.