domingo, 17 de enero de 2010

Un gol de Llorente reivindica a un Athletic enorme que tumbó a la "parafernalia" blanca


(deia)

Athletic 1 - Real Madrid 0

Bilbao. Frenesí. Como en los viejos tiempos. El Athletic, empujado por un San Mamés incomparable, recurrió a su tradicional espíritu para tumbar al Real Madrid y darse un auténtico gustazo al cuerpo. Llorente consumó con su tanto un inicio arrollador de los rojiblancos, que ofrecieron un gesto reivindicativo de su causa ante la supuesta galaxia blanca, que tuvo que salir de San Mamés con el rabo entre las piernas ante el regreso de los once aldeanos. El Athletic, sin más, firmó un sabrosísimo triunfo que le pone ante los ojos del mundo y, de paso, afianza su candidatura a luchar por los puestos europeos. Del ¡Así, así, así gana el Madrid!, se pasó al ¡Así se gana al Madrid!
Xabi Alonso puso el calificativo idóneo. Es un partido más de la Premier League que de la Liga BBVA. En Bilbao gusta ese parangón. Históricamente se ha respirado el fútbol de las islas. El tolosarra ha jugado cinco años en la Premier. Cristiano Ronaldo, el espejo del lujo mediático, y el mismo Arbeloa también la han experimentado. Si a ese aura se le añade la liturgia que rodea a un Athletic-Real Madrid, el cóctel está excelentemente servido. La plantilla rojiblanca, además, había mandado un mensaje al exterior de autoconfianza. San Mamés puso, como se esperaba, el ingrediente majestuoso que le corresponde. O sea, la misma mística que Xabi Alonso saboreó en Anfield Road, otro escenario de ensueño.
El Athletic respondió a Xabi Alonso, que en su día prefirió jugar en la Real y dar calabazas a la entidad bilbaina. Los leones marcaron su terreno en el instante en que arrancó un duelo estelar. Un salida espectacular, como en los viejos tiempos, mostró al Athletic hambriento, arreado por un San Mamés entregado al festín. Al minuto uno, Gurpegi lanzó al poste, Toquero, con todo a su favor, repitió en el palo contrario y en el nuevo rechace Gurpegi no pudo superar a Casillas, que sigue recordando que el episodio inicial de su bonita historia nació en La Catedral.
Quizá el Athletic se hubiera derretido en época de vacas flacas tras semejante desperdicio con todo un Madrid enfrente. Ayer, en cambio, su corazón latía a las máximas pulsaciones. Se sabe que este Athletic luce unas costuras creíbles, lo que le aporta su grado de fiabilidad. Un minuto después, llegó unas de esas acciones que tanto rédito suelen dar a los rojiblancos. Yeste botó un córner, Lass la peinó en primera instancia y el balón cayó a la posición de Llorente, ubicado en el lugar oportuno para meter la cabeza y batir a Casillas. Llorente es uno de los faros rojiblancos y, como tal, ejerció en una noche grande.
El Athletic se encontró en el escenario soñado. En sólo 120 segundos ofreció un gesto abrumador. Quizá se podía pensar que el gol llegaba demasiado pronto, por aquello de que iba a despertar a la bestia. La tropa de Caparrós, sin embargo, se ha habituado a gestionar los partidos con su propia hoja de ruta. Sencillamente, se afanó en una misión de cajón. El Madrid activó su maquinaria, como era previsible. Tocaba el momento de los Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema… O sea, el nuevo invento de Florentino, amasado a base de un talonario hasta indecente. Como en la vida misma, el dinero no da la felicidad, aunque se recurra a la leyenda de que ayuda mucho para conquistarla.
El Madrid se apropió de la posesión. El Athletic tiró, por su parte, de manual. Se blindó en el césped, sabedor de que sus argumentos también son válidos. Se adentró en una política machacona. Desgaste psicológico, puro y duro en partido llamado a ser molto longo. Los rojiblancos tiraron de la liturgia del pasado. Superaron el acoso de los de Pellegrini, que presumen de una pegada descomunal, pero que carecen de la excelencia del Barça, que debe agradecer el regalo que le concedió el Athletic. Emergió, además, la figura de Gorka Iraizoz, que firmó una actuación de matrícula de honor.
solvencia El Athletic entró en vestuarios con la renta que le dio Llorente, que mantuvo gracias a dos brillantes intervenciones de Iraizoz a sendos disparos de Benzema. El meta navarro debió sentir en su interior unas sensaciones divinas. Quizá se abasteció de orgullo cuando de cara le iban a venir Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema… Estos tres regresaron a Madrid traumatizados por Iraizoz, que en el segundo acto hizo alarde de un repertorio excelso. Cristiano Ronaldo, sobre todo, puede dar fe de ello. Un futbolista humilde desprestigió a un ejemplo de la parafernalia de la autocomplacencia.
Pellegrini recurrió a lo nativo de la casa merengue para intentar dar un revolcón al partido. El Athletic, con todo, no estaba dispuesto a tirar un momento histórico. El viejo león se resistió. San Mamés se conjuró para que así fuera. El conjunto rojiblanco, resguardado por un grandísimo Iraizoz y un enorme San José que no llegó a estrenarse en la Premier League, ya no dio concesiones. El Madrid tuvo sus ocasiones, momento en que echó de menos a Gonzalo Higuaín, de perfil menos mediático pero su verdadero salvador. El Athletic, sin más, no paró de rugir. ¡Así se gana al Madrid!